La educación otra vez
Por Judith Rodriguez
Año tras año, día tras día, escuchamos hablar de lo mismo. Partidos políticos o politiqueros que anestesian nuestros oídos con utopías efímeras: Nuevos planes para mejorar la educación. Reconocimientos a los mejores estudiantes del año que pasó, que está pasando y que pasará. Foros de esto y de aquello. Más asambleas. Secretarías de Estado de Cultura que olvidan los títulos en una gaveta y con este la cultura. Nuestra historia, nuestro pasado, es lo que somos hoy, sólo que a esto se le ha añadido más tecnología, más comunicación con el mundo exterior, y más sectores atrapados en el no conocer y no saber cómo manejarse ante tanta información sin las herramientas precisas para ello. ¿Cuáles herramientas? ¿De qué nos quejamos ahora? Alóoo, por supuesto que de la educación, con sus respectivos sinónimos: formación, ilustración, cognición, preparación. En otras palabras, nos quejamos de que el verdadero “vivir” ya no existe, ya que existo porque sé. Existir no significa arañar el día a día para tocar el día siguiente, ¡es vivir de verdad. Respirar y saber por qué hacerlo. Comer porque es necesario sí, pero también, porque comprendo por qué lo es y cuáles nutrientes verdaderamente necesito. Es saber de un modo crítico lo que conviene o no a nuestra totalidad, al país, hecho que sólo sucede con la educación.
Repetimos más que un clásico gringo, lo importante que es la formación básica y secundaria. Esta canción está embotellada. Nos quejamos de que las aulas están llenas de computadoras, pero sin butacas o sillas donde sentar el debilitado cuerpo de un niño sin desayunar, para que las aprenda a manejar. Pasamos por alto que las artes, una herramienta fundamental para el aprendizaje y el desarrollo de la creatividad de los pueblos, y reconocida como parte esencial del cuerpo de los grandes monstruos del desarrollo, no son, en lo más mínimo, tomadas en cuenta. Alguien dijo una vez, “los dirigentes de nuestro Estado no les interesa que los pueblos desarrollen la creatividad. Esto sería el fin para ellos”… ¿Quién sabe?
Lo que quiero decir es simple como nosotros los latinoamericanos, que poseemos historias sencillas pero complicadas de resolver. Cargamos todos con esta responsabilidad. Educar, educar y educar como se pueda y en todo momento. Es auto-educarse, para con nuestro ingenio aportar a cada gobierno las mil y una mejores formas de hacer las cosas y darles orden de prioridad. Dije que es simple, pero complicado al intentar resolverlo.
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2 comentarios:
Uhm... q rico leer a Yht =)
Los comentarios deben ser constructivos, pero gracias por participar de todas formas.
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