jueves, 22 de febrero de 2007

Columna deportiva. País verdaderamente beisbolista

Por Linda Zambrano

En 100 años de béisbol, la República Dominicana se ha caracterizado por su pasión y habilidad. Los dominicanos se unen cada año para celebrar el Torneo de Béisbol Invernal y luego la participación del equipo ganador en la Serie del Caribe.

El martes pasado la selección dominicana conquistó su decimosexta corona tras combinar una victoria frente a México y un revés de Puerto Rico ante Venezuela, consolidando su posición de rey del béisbol latinoamericano.

Ésta es una tierra de talento nato para el béisbol, jóvenes de escasos recursos se han superado a través de éste, representando al país internacionalmente y mostrando nuestros talentos. Una muestra es que desde 1956 hasta el 2003, 358 jugadores de origen dominicano han jugado en las Grandes Ligas de Béisbol de los Estados Unidos, entre los que se encuentran: Juan Marichal, Felipe Rojas Alou, Sammy Sosa, Manny Ramírez, David Ortiz, Alex Rodríguez, Julio Franco, Miguel Tejada, Mel Rosario, Juan Encarnación y Jorge De Paula.

Sin embargo, en esta temporada de fervor deportista, a veces se producen incidentes debido al fanatismo y a la imprudencia, por ejemplo: En enero del 2006 Lissette Rosanna Gómez y Víctor Montero perdieron a su hijo Marcos de un año de edad a causa de una bala perdida en el transcurso de las celebraciones por el triunfo del equipo de Los Tigres del Licey en el campeonato de Béisbol Invernal. Casos como estos hacen pensar sobre nuestro comportamiento, ya que en muchas ocasiones produce consecuencias dolorosas.

Por lo tanto, debemos de derribar las barreras y las confrontaciones que existen entre los fanáticos de un equipo y los del otro, puesto que todos formamos uno solo, la República Dominicana. Además, es necesario que nos unamos por medio del deporte, porque ésta es una actividad sana. No hagamos de una actividad positiva una causa del desorden.

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