sábado, 3 de marzo de 2007

Hey! Hey! El tercer día: evidencia de contemporaneidad

Critica de Teatro

La obra de teatro Hey! Hey! El tercer día, juega con el realismo y el absurdo de la cotidianidad teatral, basado en un matiz contemporáneo y minimalista

Por Judith Rodríguez


Director: Pavel Marcano
Dramaturgo: Pavel Marcano
Productor: Teatro La Cuneta
Elenco:
Edith Parra…La madre
Indiana Brito… La nana
Josué Santana… Manu
Felicia Guzmán… La policía
Pavel Marcano… Navaja
Vicente Santos…Voz en off, narrador
Melissa Feliz… La coja


Hey! Hey! Hey! El Tercer Día es una obra teatral minimalista, en un aspecto escenográfico, que hace una batida de géneros artísticos. La música en vivo, la implementación de las New Tecnologies con proyecciones de pequeños cortos, la danza-teatro y el canto, forman parte esencial de este resultado teatral, nominado a los premios Casandra 2007 con cuatro nominaciones que incluyen mejor obra de teatro, mejor actriz por Indiana Brito y Edith Parra, mejor actor y mejor director.

La propuesta escénica cuenta la historia de una familia deformada por los fantasmas que, en la actualidad, persiguen a éste núcleo. Una madre frustrada por la partida de su amante, una hija coja, que quiere ser bailarina y la vida no le alcanzará; un hijo - el único -homosexual y perdido en el profundo abismo de intentar olvidar ó perdonar a esa figura paterna que jamás regresó. Una nana, herencia de su madre que desempeñaba ese mismo papel y la policía, corrompida y desvergonzada, que investigaba la desaparición de aquella niña, coja y bailarina, que dejó sus zapatillas para no volver.

En la dramaturgia, esta historia novelesca al ser comprimida podría sonar u oler a pura tragedia, pero el lenguaje llano, duro, directo y callejero utilizado por el autor, recoge los pedazos de este rompecabezas para hacer de la tragedia una comedia que linda en el absurdísimo de la cotidianidad barrial.

Dramaturgia
Hey! Hey! El Tercer día es el resultado de historias diferentes enlazadas por un personaje principal, el de la coja, que representa el hilo conductor. Los demás personajes que circulan a su alrededor se apoyan de este eje: “la búsqueda de la coja que danza”, para tratar de desentrañar este hecho y contar al público, por medio de monólogos intercalados, los acontecimientos de sus vidas.

El autor parte de un personaje que evolucionó de sufrir de sordera y mudez hasta terminar en la cojera, para hacer denuncias sociales. Denuncias de situaciones muy intrínsecas de la sociedad dominicana.

Su punto de partida es la danza teatro, como recurso expresivo justificado por las necesidades de alguno de los personajes. En la actualidad la danza contemporánea como parte de la evolución del arte dramático se incorpora en el teatro.

En la nueva generación teatral, la danza teatro es un elemento característico, pero en algunos casos, tiende a caer en simples movimientos no justificados. En la obra Cuadros, del grupo de teatro Ícaro, en uno de los dramatículos presentados, el movimiento corporal no es tratado por los actores como danza de por sí, sino como parte de la gestualidad de los personajes, quienes en un momento prefieren evitar las palabras. Esto no es lo que ocurre en Hey! Hey! El Tercer día. El dramaturgo quiere personajes que dancen justificándolo con el hecho de la coja bailarina, de la madre que le quiere seguir los pasos, del hermano gay con dotes de artista y de la nana que la crió bailarina.

En Cuadros el movimiento corporal coreográfico es recibido como danza por el público, pero no porque sea una característica inherente de los personajes, mientras que en Hey! Hey! Hey!, bailar es una necesidad imperante porque la historia está basada en cierto sentido, en ello.

Involucrar danza, teatro, música en vivo y canto, no significa que esta obra caiga en el renglón de la comedia musical. Todo lo contrario, es prueba absoluta de contemporaneidad. Elementos como el lenguaje en jerga, el vestuario, de la madre, por ejemplo, con unas zapatillas de ballet rotas y viejas, que no disimulan el hecho de que extraña la presencia de la Coja. La propuesta de montaje, donde la escenografía no existe, pues es sustituida por objetos mínimos portados por los personajes, como la silla de ruedas de la madre quien no es necesariamente paralítica, y la aplicación de las nuevas tecnologías, al proyectar pequeños cortos con voces en off, en una pantalla colocada en el escenario y que daba continuidad al montaje. Acordes de guitarra eléctrica, en combinación con un piano también eléctrico, daban una atmósfera, sino de vanguardia, para no irnos tan lejos, de modernismo teatral.

En la actuación, los actores lograron caracterizar personajes muy distintos uno del otro. Las voces de cada personaje se acoplan de un modo muy peculiar a la esencia de la obra. Voces que arrastran consigo la pesadez, lo espeso, lo crudo y lo amargo de una vida de calle y de cierta pobreza espiritual, sin dejar atrás el colorido del lenguaje utilizado. Los actores juegan con voces que están entre lo realista y lo absurdo.

Las caracterizaciones físicas permiten que el espectador se ubique en el espacio atemporal de la historia. Los cuerpos de estos actores, que se contorsionan y que experimentan con lo extracotidiano, llegan a la organicidad mezclando lo experimental con lo físico y lo oral.

El trabajo del cuerpo está fundamentado en el movimiento barbiano de Eugenio Barba, un maestro de teatro que trata la historia a partir del trabajo del actor, quien crea los personajes desde la caracterización física, para llegar luego a lo emocional.

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